Reymond Carver.
¿Por qué no bailas?
¿Por qué no bailas?
La estructura del texto está dividida en dos escenas y es en base a diálogos. El narrador no ve más que a sus propios personajes, describe lo que él ve. No explica nada, no se sabe cuál es la situación del hombre o protagonista. Sólo da algunos indicios. A partir de ello, sólo podemos enterarnos de que sacó todas sus pertenencias al jardín de su casa, pero no sabemos el por qué. Más adelante, nos da cuenta de que es un hombre solo: “mesilla de noche y pequeña lámpara a su lado, mesilla de noche y pequeña lámpara al otro lado, el de ella” (Carver, p.9); en este caso podemos advertir que en otro tiempo estuvo casado o algo por el estilo, pero no sabemos qué pasó después con “ella”, si falleció, si se fue o qué.
En la segunda parte del texto aparecen dos personajes de los cuales el narrador no nos muestra sus pensamientos, sólo sus acciones: “El chico se sentó a ver la televisión en el sofá. Encendió un cigarrillo, miró a su alrededor, tiró la cerilla al césped” (Carver, p.10).
Hay oraciones que tienen la intención de contarnos algo, pero no nos dice nada: “Aquella mañana vació los armarios, y todo lo que había en ellos estaba fuera de la casa, salvo las tres cajas de cartón en la sala” (Carver, p.10). Todo el texto sigue el mismo camino, presenta una situación a medias, sin desarrollarla, nos deja con la intriga, no se explica, nos hace reflexionar.
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