A continuación van a leer mi cuento onírico. Quiero aclarar que para comenzar a escribirlo pensé en aquel lugar que algún día deseo tener, junto con la persona que me hace sentir las cosas mas lindas del mundo e hice participe también su sueño, y al mismo tiempo, recordé aquella música que tanto me gusta, me relaja, esta muy buena, aconsejo que la escuchen.
Cuento onírico.
Escuchaba…
“Una palabra no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo, igual que el viento que esconde el agua, como las flores que esconde el lodo.
Una mirada no dice nada y al mismo tiempo lo dice todo, como la lluvia sobre tu cara, o el viejo mapa de algún tesoro.
Una verdad no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo, como una hoguera que no se apaga, como una piedra que nace polvo.
Si un día me faltas no seré nada y al mismo tiempo lo seré todo, porque en tus ojos están mis alas y está la orilla donde me ahogo, porque en tus ojos están mis alas y está la orilla donde me ahogo”.
Terminó la canción que un día hizo ruido en mi mente y deleitó mis oídos, es un tema de Carlos Varela, me encanta su música, soy una especie de fans. Seguía conduciendo mi programa radial. Eran las 21 horas y una banda compuesta por chicos de veinti pico entraron al estudio. Ellos traían su demo para difundir su música y si tienen suerte, algún día hacerse conocidos y ganar dinero.
La banda tenía sus propios temas, pero también realizan covers de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. El cantante se llamaba Cristian, poseedor de una voz muy particular. Mientras cantaba no dejaba de mirarlo, me gustó su entonada, me gustó él. Comenzó la entrevista y mi mirada estuvo fija en él. Los otros integrantes de la banda ya se dieron cuenta. Finalicé el programa a las 22 horas, me despido de mis oyentes, de mis invitados, al estilo Mirta Legrand. Pasaron minutos, vi a Cristian hablando con el operador, sonreí, me fui.
Pasaron días, creo que ni una semana, sonó mi celular y era él. Resultó que había pedido mi número de teléfono y desde ahí no paró de mandarme mensajes de textos, fue mutuo, por supuesto. Nuestras charlas fueron sobre la música que escuchábamos, lo que nos gustaba hacer, lo que queríamos de nuestras vidas, dijimos varias otras cosas, que a los días cambiaron por completo, como por ejemplo que no queríamos una relación seria. Con Cristian fuimos al cine, a cenar, a recitales en San Telmo, a bares de Quilmes Centro. Después de dos meses me dijo indirectamente si quería ser su novia, le conteste que si, indudablemente. Desde aquel día no nos separamos más. Hoy me acompaña a la radio a hacer mi programa, es viernes y a las 20 horas comienza el ritual. Estoy realmente nerviosa, pero no es porque el esta a mi lado, al contrario, me hace sentir segura, sino porque viene Carlos Varela a mi programa. Hoy será un gran día, otro día especial.
La banda tenía sus propios temas, pero también realizan covers de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. El cantante se llamaba Cristian, poseedor de una voz muy particular. Mientras cantaba no dejaba de mirarlo, me gustó su entonada, me gustó él. Comenzó la entrevista y mi mirada estuvo fija en él. Los otros integrantes de la banda ya se dieron cuenta. Finalicé el programa a las 22 horas, me despido de mis oyentes, de mis invitados, al estilo Mirta Legrand. Pasaron minutos, vi a Cristian hablando con el operador, sonreí, me fui.
Pasaron días, creo que ni una semana, sonó mi celular y era él. Resultó que había pedido mi número de teléfono y desde ahí no paró de mandarme mensajes de textos, fue mutuo, por supuesto. Nuestras charlas fueron sobre la música que escuchábamos, lo que nos gustaba hacer, lo que queríamos de nuestras vidas, dijimos varias otras cosas, que a los días cambiaron por completo, como por ejemplo que no queríamos una relación seria. Con Cristian fuimos al cine, a cenar, a recitales en San Telmo, a bares de Quilmes Centro. Después de dos meses me dijo indirectamente si quería ser su novia, le conteste que si, indudablemente. Desde aquel día no nos separamos más. Hoy me acompaña a la radio a hacer mi programa, es viernes y a las 20 horas comienza el ritual. Estoy realmente nerviosa, pero no es porque el esta a mi lado, al contrario, me hace sentir segura, sino porque viene Carlos Varela a mi programa. Hoy será un gran día, otro día especial.
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